Una de las opciones más habituales consiste en que la empresa contrata un seguro de salud determinado como beneficio social para sus empleados, en este caso la empresa pagaría el seguro a sus trabajadores.
Este coste será duducible para la empresa en el impuesto de sociedades hasta un límite de 500 euros por empleado. Por su parte para los empleados dicha retribución estará exenta en el IRPF hasta el límite de 500 euros al año para cada miembro de la familia.
Otra forma de hacerlo es contratar el seguro dentro de un plan de retribución flexible, es decir, el tomador del seguro será la empresa pero la prima la abonará el propio trabajador a través de la llamada reducción de su retribución bruta.
Esta prima se restará de la nómina bruta del trabajador cada mes, se trata de una fórmula que es beneficiosa para el empleado porque podrá ahorrarse la retención de IRPF por el importe de la prima del seguro de salud.
Otra fórmula existente para implantar el seguro de salud es a través de la negociación de un acuerdo de empresa, la empresa acordaría las condiciones del seguro de salud y los empleados podrían adherirse o no de forma voluntaria, tanto como tomadores de la póliza como asegurados de una póliza colectiva.
Asimismo la prima la pagarían los propios empleados y podría hacerse desde su nómina, neta o bruta, o desde domiciliación del recibo en su propia cuenta. La ventaja de esta fórmula es que permite a los empleados acceder al seguro de salud a un precio más asequible que si lo contrataran de forma individual.
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